El nacimiento del Baloncesto

El origen de algunos deportes se pierde en la niebla de los tiempos, herederos de tradiciones que se remontan a cientos o incluso miles de años. Otros, en cambio, pueden rastrearse a momentos concretos y relativamente recientes de la historia, lo que hace su historia aun más fascinante cuando se observa la enorme popularidad que algunos de ellos han logrado desarrollar en el transcurso de algunas pocas décadas.

Uno de estos últimos casos es el del baloncesto.

La creación del baloncesto

El baloncesto, también llamado ‘básquetbol’ o ‘básquet’ por su nombre en inglés ‘basketball’, nació exactamente durante el invierno de 1891 en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Springfield, Massachusetts, en los Estados Unidos de América.

Fue el profesor de educación física canadiense James Naismith quien lo creó, como una forma de lograr que sus estudiantes puedan practicar algún deporte bajo techo durante el crudo invierno del noreste de los Estados Unidos. Naismith se inspiró en un juego de su infancia consistente en golpear un objeto determinado con una piedra.

Los primeros aros fueron creados con cestos de fruta que estaban a mano. De alli viene el ‘basket’ o ‘cesto’ de su nombre. Al principio, cada vez que un equipo acertaba, el bedel de la institución debía subir con una escalera a recuperar el balón. Eventualmente se dieron cuenta de que era mucho más simple quitarles el fondo a los cestos. Recién en 1906 fueron introducidos los aros metálicos con red que conocemos hoy.

Los primeros juegos estaban divididos en equipos de nueve integrantes, sólo por el mero hecho de que la clase de Neismith tenía 18 estudiantes. Con el tiempo los equipos fueron reduciendo su tamaño hasta llegar a los cinco que tienen actualmente.

Reglas y difusión por el mundo

Neismith creó una lista de trece reglas que fueron usadas durante la primera época del juego. Aunque muchas de esas reglas se fueron modificando con el tiempo, son sorprendentemente similares a las reglas del baloncesto moderno, lo cual demuestra lo acertado de su instinto a la hora de anticipar la dinámica del juego.

El baloncesto se difundió muy rápidamente, en gran medida gracias a que la Asociación Cristiana de Jóvenes tenía sedes en todos los rincones del globo. Las bases militares estadounidenses apostadas en varios países durante la Primera Guerra Mundial también contribuyeron a que el nuevo deporte se popularizara rápidamente entre los jóvenes.